viernes, 10 de febrero de 2012

POESÍA






VERSOS Y SALMOS DEL ALUCINADO








RECOGEREMOS…


ratas de las alcantarillas,
para levantar altares en las azoteas
y declararlas profetisas
del ángel mutilado, que convierte
en lodo el aire.
“Me he consumido a fuerza de gemir;
todas las noches inundo de llanto
mi lecho, riego mi cama
con lágrimas”.






VIGILAREMOS…




al zombi que reparte brújulas
perfumadas de sándalo, a serpientes
cascabel que adornan las gargantas
de bebés dormidos.
“Sus ojos están acechando al desvalido;
acecha en oculto como el león
desde su cueva”.






INSULTAREMOS…


a los querubines, que en primavera
se atrevieron a convertirse
en campanas de coral, repicando
entre úteros de mujeres cíclopes.
“Todos se desviaron, a una
se han corrompido, no hay quien haga
lo bueno, no hay ni siquiera uno”.






ABRAZAREMOS…

las hienas que abandonaron la selva,
para asistir al concierto de Morrison
agonizando sobre agujas
de la pesadilla.
“Me rodearon ligaduras de muerte,
y torrentes de perversidad
me atemorizaron. Ligaduras del Seol
me rodearon, me tendieron lazos de muerte”.






BESAREMOS…


la boca de la ballena que se asfixia,
enredada entre las cuerdas
del arpa azul, donde Merlín ensaya
su más secreto hechizo.
“No hay lenguaje ni palabras,
no es oída su voz. Por toda la tierra
salió su voz, y hasta el extremo del mundo
sus palabras”.






ENTRENAREMOS…


murciélagos de seda, capaces de volar
por los ojos de los enamorados,
sin levantar tempestades de lágrimas.
“Mas yo soy gusano y no hombre;
oprobio de los hombres, y despreciado
del pueblo. Todos los que me ven
me escarnecen”.






IREMOS…


por cementerios, recordando a los muertos
aquellos momentos de sus vidas
que por no beberse el rocío ni la lluvia,
perdieron su existencia gota a gota.
“He sido derramado como aguas
y todos mis huesos se descoyuntaron;
mi corazón fue como cera derritiéndose
en medio de mis entrañas”.








RECIBIREMOS…

con ramos de incienso, al fantasma
de Mózart, que anuncian los truenos
desde la flauta quebrada
bajo el rosal.
“Has cambiado mi lamento en baile;
desataste mi cilicio, y me ceñiste
de alegría, por tanto a ti cantaré,
gloria mía y no estaré callado”.








APAGAREMOS…


las luces de la ciudad,
para cabalgar dormidos sobre los potros
de la melancolía.
“Mas yo, como si fuera sordo, no oigo.
Y soy como mudo que no abre la boca.
Soy, pues, como un hombre que no oye”.










ROMPEREMOS…


los huevos de la iguana, para arrojar
en sus abismos
la hipócrita moral de los filósofos.
“Pues verá que aún los sabios
mueren; que perecen del mismo modo
que el insensato y el necio”.








DESHOJAREMOS…


calles para que los perros
no se extravíen en las ciudades,
buscando huesos
en arco iris de cemento.
“Porque mía es toda bestia del bosque,
y los millares de animales
en los coyados, conozco a todas las aves
de los montes”.








ARAÑAREMOS…


los aguaceros malva, que se despeñan
del hormiguero a la piel melódica
de las ecuaciones, donde Dios dormita
cuando danzan los cangrejos de cristal.
“Si, robando las plumas a la aurora,
quisiera habitar al extremo del mar,
también allí me cogería tu mano”.

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