Anders Behring Breivik |
“La primera gota de lluvia señala la llegada de una irrefrenable ola cultural conservadora que limpiará a Europa Occidental del marxismo cultural y propiciará la expulsión del Islam por tercera vez”. -2083: Una declaración de independencia europea.
Todos los manifiestos tienen su particular hechizo. Políticos, artísticos, científicos o religiosos, ambicionan transformar el mundo. El presente, no les sirve; el pasado, puede ser fuente de referencia para darle por completo la espalda o regresar a determinadas estructuras suyas. Y el futuro se comprende o diseña a partir de la visión insurgente de quienes firman el manifiesto.
Desde los antiguos, uno de ellos La revolución de los iguales (1801), escrito por Sylvain Maréchal, poeta y anarquista ideólogo de la Revolución Francesa, quien propugnó una religión de la razón, válida para desplazar al cristianismo, hasta manifiestos recientes por el estilo de La insurrección que viene (2009), manual de ciberturbas agobiadas por normas autoritarias, convocándose en las calles para acrecentar aquí cuanto iniciaron en las redes, escrito por un “comité invisible” y atribuido al joven activista político francés, Joulien Coupat, texto descrito por Glenn Bech, gurú mediático de la ultraderecha, como “la cosa más maligna que he leído en mi vida”; o el clásico manifiesto de Unabomber, de Theodore Kaczynski: La sociedad industrial y su futuro (1995) los manifiestos fracturan durante cortos o largos lapsos, -por la izquierda o la derecha-, herrumbrosos esquemas del estado y la sociedad.
Pueden convertirse en divertimento literario para quienes gozamos con sus lenguajes y pomposas proclamas; con la forma como se consideran señales auténticas de cambios específicos, mutaciones abruptas del hombre, la sociedad o los credos. Nada más soberbio que los manifiestos. Sin embargo, cualesquiera sean sus propuestas o críticas, muchos contribuyen en alto grado a despertar al individuo y los grupos sociales, de incómodos sueños convertidos en modos de vida, estableciendo otras ideas y nuevas dinámicas necesarias para la evolución del hombre y la sociedad.
Centenares de manifiestos, extensos o breves, sencillos o complejos, descabellados o sensatos, transitorios o duraderos, anodinos o significativos, que perturbaron la historia o nunca fueron más allá de las fronteras egolátricas de quienes los formularon, circulan por internet o reposan dentro de libros y revistas poco consultados. Los manifiestos contemporáneos son llamados optimistas para la acción colectiva. Hombres o grupos, solitarios o marginados, convocan a otros hombres en idénticas condiciones para integrarlos a sus propósitos. En un tiempo atomizado exigiendo cambios radicales, los manifiestos son dispositivos transdisciplinarios promoviendo otra clase de situaciones, experiencias y modelos capaces de proporcionar algún tipo de felicidad, nuevas y firmes razones de vida.
Todo manifiesto pretende provocar rupturas colectivas, trastocar la sociedad, desestabilizar al individuo arraigado en sus ideas políticas, estéticas, económicas o filosóficas, asumiendo la voz de un “nosotros” doctrinario. Hablan en plural y su objetivo es ganar simpatizantes, llamar la atención de seres semejantes sin opciones para hacerse escuchar. Son conscientes de cuanto atacan, menosprecian, admiran o temen. Los manifiestos contemporáneos parecen efectivos inculpando el presente. En cuanto al futuro, sólo tienen certeza de lo hecho, con resultados no previstos. Ubicados sobre verdades relativas, muchos de tales textos siempre miran hacia el futuro, seguros de los cambios derivados a partir de sus propuestas; otros, retroceden hacia costumbres, pensamientos y sistemas retardatarios y, en su mayoría, analizan el presente para transformarlo.
Varios pensadores los consideran un formato extinto de comienzos del siglo XX, con sus característicos ambientes de agitación política, estética y económica. Grandilocuentes y agresivos, apocalípticos y utópicos, empleando maniobras retóricas anacrónicas en la exposición de sus ideas. Por lo poética, me atrae la definición del filósofo italiano Giorgio Agamben sobre lo contemporáneo, aplicable a numerosos manifiestos del siglo XX: “Lo contemporáneo es aquello que sostiene firmemente su mirada en su tiempo para percibir no su luz, sino su oscuridad”. Entre la oscuridad, todo manifiesto se autoproclama faro de radiante luz, según sucede con el impresionante mamotreto que el asesino noruego Anders Behring Breivik hizo público en el mes de julio del año en curso, bajo el seudónimo de Andrew Berwick.
No le pertenece en su totalidad dicha maraña de ideas, retazos de múltiples discursos donde con seguridad mimetizan su ideología otras personas y organizaciones, fraguando un sospechoso rompecabezas ultranacionalista motivado por alguien más que el asesino noruego. Ir al fondo de los inspiradores de tal manifiesto, puede conducir al destape de una heterogénea mixtura de personas, movimientos, asociaciones y sectas europeas más allá de lo político. Este manifiesto, no se encuentra lejos de ser producto de aquello definido por Michel Chossudovsky como disensión manufacturada: “A las élites empresariales les interesa aceptar la disensión y la protesta como característica del sistema, siempre que no amenacen el orden social establecido. El objetivo no es reprimir la disensión, sino todo lo contrario: moldear y dar forma al movimiento de protesta para establecer los límites exteriores de disensión. Para mantener su legitimidad, las élites económicas favorecen las formas limitadas y controladas de oposición”.
Este manifiesto contemporáneo, -con implicaciones trágicas como aquellas que precedieron la publicación de La sociedad industrial y su futuro, del matemático ermitaño-, intelectual preludio para la masacre de 93 personas en Noruega, supera en extensión a cuantos se han escrito en la historia del grandilocuente género. Lleva por título: 2083: Una declaración de independencia europea. Contiene 1.500 páginas escritas en inglés, remitidas por el asesino de Oslo a más de un millar de destinatarios horas antes de iniciar la matanza. Lo desarrolló en Word para facilitar su acceso y descarga sin problemas. Indudablemente, es un texto atípico con características de otros manifiestos políticos semejantes, acompañado, para su adecuada recepción en el mundo, del premeditado asesinato de niños, adolescentes y adultos. La formación política y filosófica de Behring, prosélito de la European Resistance y ex director de juventudes del Partido del Progreso, no da para un manifiesto de tal envergadura formal, con desarrollo coherente de contenidos propios, donde se vislumbre un crítico de la cultura de la talla de Kaczynski en el manifiesto atrás citado, muchos de cuyos 232 incisos plagió de forma directa, haciendo mínimos cambios en palabras, referencias y planteamientos adaptables a sus fantasías. Anders confiesa: “He escrito aproximadamente la mitad del manifiesto. El resto es una compilación de obras de varias personas valientes en todo el mundo”. Y agrega más adelante: “Estoy 100% seguro que la distribución de este manifiesto a gran parte de los patriotas europeos contribuirá a asegurar nuestra victoria final. Dentro de estos tres libros se encuentran las herramientas necesarias para ganar la guerra”.
No será cómodo para su abogado defensor, para siquiatras, periodistas, compositores de hard rock, autores de guiones cinematográficos, novelistas trash, escritores de crónica negra, criminólogos y fanáticos de ultraderecha, en Europa u otros lugares del mundo donde la exaltada obra despertará algún tipo de morbosa curiosidad, asimilar el mensaje de tan adobada declaración de sanguinaria guerra a inmigrantes islamistas, contra el multiculturalismo y el marxismo según los entiende Behring, defensor del terrorismo como eficaz “método para despertar a las masas”.
Este fundamentalista cristiano autoproclamándose apóstol, mártir y guerrero precursor de una confrontación vigente hasta el año 2083, precisó que su manifiesto fue producto de varios años de investigación y escritura: “He pasado un total de 9 años de mi vida trabajando en este proyecto”, declara Behring revelándonos además sus costos, 317.000 euros, sin embargo enfatiza: “No quiero ninguna compensación por ello, ya que es un regalo para ti como compatriota”. Fe radical en sus ideales para proporcionar, a lectores de tal evangelio predicando soluciones simplistas de oposición a la Unión Europea y recriminando a la clase política por ser títere de los mercados financieros, información sobre soluciones ideológicas, prácticas, tácticas y organizativas que frenen las zancadas colonialistas de Mahoma en Europa.
Partidario del nombramiento de un dictador que erradique el multiculturalismo y la democracia, valores decadentes por los cuales siente repugnancia este caballero templario de la noche. A través de la lucha armada, “única aproximación racional contra los regímenes multiculturalistas de Europa”, asegura Behring, se desplomarán los gobiernos traidores al desarrollar las tres fases de la Revolución Conservadora por él especificadas: Primera, de l999 a 2030, perpetrando atentados mediante células clandestinas. Segunda, de 2030 a 2070, empleando una resistencia militar avanzada. Y tercera, entre 2070 y 2083, acudiendo a golpes de estado y ejecutando cambios radicales en la política cultural del continente.
Para la historia de los manifiestos, 2083: Una declaración de independencia europea, el voluminoso collage patafísico de Anders Behring, amalgama desbordada y confusa de radicales textos saqueados a múltiples blogs ultraderechistas con los cuales mantenía ceremonial contacto, será una curiosidad literaria adecuada para expurgarle anécdotas, ideas ajenas presentadas como propias, demencias justificadas por doctrinas políticas, teorías mal asimiladas, confesiones de un individuo atormentado por condicionamientos ideológicos y aversiones y afectos habituales en la limitada cotidianidad de su autor. Y para encontrarle referentes de toda calaña… está el caso de Daniel Marión Mitchell, desconocido narrador norteamericano autor de la novela Los nobles de 2012 donde relata la historia de Norteamérica destruida por la República de Naciones Musulmanas, en una sociedad de seres humanos clasificados según su código genético y quien aprovechando la trágica coyuntura inició su publicitaria labor revelando a los medios cómo su novela instigó la acción de varios terroristas, entre ellos Behring, para los cuales la filosofía de sus personajes fueron vigoroso estímulo a la hora de cometer sus crímenes.
Este manifiesto es un auténtico Jardín de las delicias político y cultural. Sus conceptos, intenciones y estrategias para el futuro de Europa, inducirían a un Bosco moderno a pintar el insólito bestiario de dictadores ocultos en las propuestas de esta Revolución Conservadora para cambiar el destino europeo. Sus temas esenciales son cinco:
1. El crecimiento del marxismo cultural en toda Europa.
2. ¿Por qué comenzó la colonización islámica y la islamización de Europa Occidental?
3. El estado actual de los movimientos de resistencia de Europa Occidental, antimarxistas y antiJihad.
4. Soluciones para Europa Occidental y acciones de la resistencia durante las próximas décadas.
5. Soluciones y estrategias para los ocho frentes políticos.
Si las fases atrás citadas encuentran temerarios guerreros de la noche o del día, dispuestos a concretarlas, se avecina una épica centuria de luchas entre democracias globalizantes y extremismos ultranacionalistas, con música de fondo a cargo de Clint Mansell (Requiem por un sueño); Saga, la nacionalista y racista Madonna sueca de extrema derecha, (Worlds Apart, No Stranger, Chapter eight); el impersonal trance vocal de Schossow (Kaboom); de la cantante de folk noruego Helene Boksle, invitando a forjar posiciones irreconciliables; del primer DJ del mundo, Armin van Buuren (Not Going Home) , entre otros en el flojo gusto musical de Anders, para iniciar 2100 con una Europa limpia de extranjeros. Behring enfatiza en su manifiesto: “La resistencia armada es la única aproximación racional contra los regímenes multiculturales de Europa”. La patafísica, ciencia de las soluciones imaginarias, encaja perfecta en este manifiesto.
Nada más fácil para provocar alboroto mundial -luego de una planeada masacre- que dejar rodar por internet las afirmaciones y negaciones fluyendo envolventes por las páginas de tal manifiesto, 50% de las cuales se refieren a la Revolución Conservadora, con recetas para defender la estructura familiar tradicional; para crear una fuerza patriótica transnacional con 3.000 agentes por cada millón de ciudadanos (extraña proporción matemática para mostrársela a Kaczinsky en su celda de condenado a prisión perpetua); para comprar armas en el mercado negro sin atraer sospechas; para financiar actos terroristas; para sabotear la wikipedia; para preparar armas con todo tipo de materiales; para aprender sobre el uso del nitrato de amonio y la adquisición de armas de destrucción masiva.
La época tecnológica permitió a Behring componer un voluminoso texto, el mayor de los manifiestos publicados en el mundo hasta la fecha, donde podrán saciarse para vomitar sobre la sociedad sus condicionamientos intelectuales, toda laya de anarquistas, terroristas de izquierda o derecha, fanáticos de cualquier tendencia religiosa, política y económica. Anders pertenecía a la logia masónica John Lodge, de Oslo y había ascendido al grado 3, propio de maestros masones. Ivar Anstein Skar, Gran Maestro de la Logia Noruega, dio a conocer el comunicado donde se expulsa de esta al asesino, cuyos “actos son totalmente incompatibles con lo que nosotros defendemos en tanto que orden masónica”. El caótico manifiesto finaliza con Behring dejando claro su cargo dentro de la organización a la cual pertenecía: Justiciar Comendador de los Caballeros Templarios de Europa y uno de varios líderes del Movimiento de Resistencia Nacional y Patriótica Paneuropeo. “Espero que disfruten de este manifiesto”, concluye Behring con optimismo.
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