BLISS NO BESABA EN
LA BOCA
Para Chiara Lenzi, descubriendo otro Neruda
Josie Bliss, la voluptuosa joven
birmana de piel oscura que acicalaba su cabello con hibiscos y alamandas, la
siempre lúbrica Josie de anillos en los labios, quien inspiró con sus pasiones
eróticos poemas a Neruda cuando este fue
Cónsul Honorario en Rangún, Bliss, delirante remembranza de sexo derramado y
mujer moldeada a su antojo por Pablo, en Residencia
en la tierra, Extravagario y Memorial de Isla Negra, Josie, amorosa niña
de Mandalay pronta para saltar, sin pudorosos estremecimientos, a pantera en
celo, experta en lujuriosas técnicas ancestrales del tantra asiático y el budismo
Theravada, todo lo consentía, las entradas de su cuerpo se hendían devoradoras,
insaciables para Pablo, con la condición de que este no intentara besarla en la
boca, golosa felatriz y maestra en el absorbente arte de adoratha, “nunca
toleró que yo la besara, nunca permitió que yo posase mis labios sobre los
suyos, o que mi lengua recorriese su hilera de dientes, o explorara el cofre de
su boca, recuerdo la noche en que me dijo que yo podía disponer de su cuerpo,
ocuparla incluso cuantas veces quisiera por su arrabal redondo y erguido, o desfogarme
entre sus labios, si me placía, pero que no intentara besarla en la boca”,
confiesa Neruda, que ha vivido y a quien luego de conocerle su actitud
discriminatoria con su hidrocefálica hija Malva Marina, no doy fiabilidad en
todo cuanto cuenta y canta, por ejemplo, los bosquejos poéticos que de Josie
Bliss cinceló en los poemas a ella dedicados, lúbrica muchacha de Rangún tal
vez no tan maligna ni obsesiva, ni tan criminal como la evoca el chileno, exteriorizando
racismo y machismo cuando, refiriéndose a las birmanas, subraya, “las mujeres,
material indispensable para el organismo, son de piel oscura, de un olor
distinto”, prostitutas de Rangún que además de Bliss, se deslizaron por su
lecho, “amigas de varios colores pasaban por mi cama de campaña sin dejar más
historia que el relámpago físico”, jóvenes de sensualismo resuelto y
complaciente, desbordadas, cuya menguada condición socio-económica las
impulsaba a convertirse en efímeras amantes de banqueros, diplomáticos, comerciantes
y empresarios británicos, con quienes buscaban alicientes de estabilidad y
protección, como sostiene en su ensayo la socióloga Eda Cleary, honrando la
imagen de Bliss, dejando en entredicho los ariscos retratos que Pablo bosquejó de
Josie la cual, durante ocho meses, manejó con el mestizo latinoamericano energías
sexuales que exigen a la mujer no dejarse besar la boca, labios relamiendo cualquier
cálida y húmeda zona del cuerpo, menos este inmaculado territorio de tradiciones
animistas donde la fusión de la boca masculina y la femenina, mezclando la inhalación
y la exhalación, no estaban permitidas por razones de oscuro tantra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario