Sidney M. Jourard y Ted Landsman,
sicólogos humanísticos, son autores del libro La personalidad saludable (Editorial
Trillas, Méjico,1997), minucioso y documentado estudio sobre el tema del
desarrollo de la personalidad y los factores responsables del desarrollo
personal saludable. Está escrito en lenguaje accesible para el profano en
sicología, sin detrimento conceptual para los especialistas en tal ciencia.
Su estructura didáctica, cada
capítulo con una introducción, un desarrollo y un resumen, hace de la obra una
acertada guía para el análisis y observación del desarrollo de la personalidad,
introduciéndonos en los modelos teóricos de quienes dedicaron su vida al
tratamiento de los problemas emocionales.
Un importante planteamiento de la
personalidad saludable, es el de Abraham Maslow, quien explica que la clave
para adquirirla es satisfacer necesidades básicas. La realización del yo, no es
meta en sí misma, sino producto del propio talento en la búsqueda de la verdad,
el amor, la belleza y la justicia. Sin misión concreta en su vida, la persona
se frustra al desconocer sus virtudes y capacidades recónditas, asegura Maslow.
El trabajo significativo y
productivo, puntualiza este, contribuye al desarrollo de la personalidad
saludable. Mediante el estudio de personas a quienes Maslow consideró en
proceso de autorrealización, verificó los 15 rasgos esenciales de conducta,
propios de individuos capaces de afrontar con inteligencia, comprensión y
voluntad, todo tipo de situaciones en su vida cotidiana.
1. Percepción más eficaz de la realidad: El individuo capta fácil
los engaños y la carencia de honestidad en quienes lo rodean.
2. Alto grado de aceptación de sí mismo y de los demás: La persona no
se siente avergonzada de ser aquello que es, ni se desanima con los defectos
ajenos.
3. Espontaneidad, sencillez y naturalidad: El individuo es menos
complejo en sus pensamientos, emociones, sentimientos y conducta. Evita
involucrarse en conflictos y opta por compañeros que no restrinjan su libertad.
4. Concentración en los problemas: La persona no es problema para sí
misma ni para los otros, actitud que le permite dedicarse a cualquier actividad
sin interferencias interiores.
5. Necesidad de intimidad: La soledad interior o exterior nunca es
dolorosa para la persona. Por el contrario, disfruta de ambientes que la propicien paraacrecentar en ellos sus
virtudes y disciplinas.
6. Alto grado de autonomía: El individuo posee la capacidad de ser leal
consigo mismo, con sus ideas, sus sueños y proyectos, sin temor a la crítica ni
al rechazo.
7. Frescura continua de apreciación: Es el asombro del individuo ante
el mundo. Su amor y reverencia ante cuanto lo rodea. Percibe los detalles
singulares en lo común.
8. Experiencias pico: Así denomina Maslow los estados místicos u
oceánicos. Es la capacidad de trascender el yo y experimentar otros estados de
conciencia.
9. Sentimiento de hermandad: Sensaciones de identificación con lo
total. Unificación religiosa con la naturaleza y los seres humanos.
10. Relaciones íntimas con unos cuantos amigos íntimos o personas amadas:
Es la capacidad de entrega que la persona tiene, aunque se muestre selectiva
con sus relaciones.
11. Estructuras democráticas del carácter : Comprensión de los demás y
su aceptación como individuos, no por su raza, posición social, jerarquías o
dinero-
12. Fuerte sentido ético: Este se desarrolla al máximo y permite que
haya discriminación ecuánime entre el bien y el mal.
13. Sentido del humor: No confunde el alborozo, lo tragicómico, con la
burla, con lo grotesco, lo obsceno o ridículo.
14. Creatividad: Rompe con esquemas y goza al crear y abrir nuevos
caminos a la imaginación.
15. Resistencia a la presión cultural: El individuo no se somete a
los dictados de la moda, a los caprichos sociales ni mucho menos a los patrones
culturales vigentes o que los medios de comunicación quieran imponerle.
Estos quince rasgos son
característicos de una personalidad saludable, sin importar la edad. Poseer buen
número de los mismos, es aproximarse al tipo de ser humano que Maslow considera
autorrealizado. Si usted, luego de severo autoanálisis descubre que no reúne
por lo menos la mitad, su personalidad es letal y puede tener la certeza de
estar perdiéndose el maravilloso espectáculo de la vida. Le recuerdo lo sincero
que fue John Donne cuando afirmó: “Yo olvido
a Dios y sus ángeles por el ruido de
una mosca, por el paso de un por el
rechinar de una coche, puerta”. Que la vida nos llene de tales olvidos y
nos facilite percepciones semejantes de lo cotidiano.
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