sábado, 9 de abril de 2016

Publicados en la Crónica del Quindío

USTEDES SATURAN, USTEDES FASTIDIAN


Y además de esto, se equivocan si creen ampliar la recepción o implantar mensajes para ser elegidos en el momento de seleccionar una emisora. A largo término, avivan el rechazo a sintonizarlos. Ustedes, y sus desenfocadas conjeturas de que con las atronadoras repeticiones de sus receptores radiales al aire, incrementarán la audiencia. O prevalecerán sobre sus competidores. No consiguen sus fines sicológicos por desaprovechar la sutileza subliminal. Mortifican el oído. Eclipsan el cerebro al desbordar la capacidad de atención, arrojándonos en lo opuesto: rechazo a la vociferante emisora que propicia la contaminación auditiva. Dijo Bill Bernbach: “La comunicación es un arte sutil que florece con la frescura y se marchita con la monotonía”. No sermoneo a locutores cumpliendo sus funciones laborales. Esas martirizadoras multiplicaciones de su nombre, provocan el cambio de emisora por otra menos estrafalaria, aunque todas se remedan con igual berrinche. Mucha gente varía de frecuencia, mientras se le agota el aire al invitado, pregonando el machacón nombre de la emisora. ¿Quién les asegura efectividad para aumentar la audiencia empleando este método? Como producto de tan cargantes repeticiones, ¿cuáles estudios de mercadeo garantizan acrecentamiento de la audiencia? Por escuchar esas ristras, ¿esta quedará cautiva? No hablo por nadie y solo manifiesto mi náusea: desde cuando ustedes iniciaron tan ordinaria campaña publicitaria, los esquivo. No los sintonizo como reembolso de los funestos ratos que me hacen pasar cuando de manera indirecta los escucho. Dichas repeticiones tendrían algún efecto si no rebosaran la pasividad de la gente. Es contraria la consecuencia: inconsciente o conscientemente, la percepción anula esa cantidad de repeticiones disonantes. Hagan pruebas cuantitativas entre la multitud. Observen los rostros del rebaño desconcertado y descubrirán, sin embargo, rechazo. Dijo alguien, quien por fortuna lo expresó una sola vez: “La repetición excesiva del mejor anuncio, lo convierte en inútil petardo”. No lo duden. Durante los años 60, varios publicistas conceptuaron que la repetición era efectiva ciento por ciento. Aún lo sostiene el retardatario Philip Kotler. “Exageración de sonidos”, se llama la técnica de cambiar tonos de voz, como sucede con las repeticiones hechas por diferentes individuos. Voces heterogéneas y dispares. En Mein Kampf, Hitler expresó: “Toda propaganda debe establecer su nivel intelectual según la capacidad de comprensión del más limitado de aquellos a quienes se dirige. Su nivel intelectual deberá ser, entonces, tanto más bajo cuanto más grande sea la masa de hombres que deba convencer”. Es la semblanza de audiencias apetecidas. Ustedes no han leído Mi lucha. Ni van a estudiarla, claro está. No tengo el mínimo interés en alentarlos a leer libros que leo. Pero alguien parece haberlo hecho por ustedes. En algún lugar, muchos ambicionan abusar de ustedes. En otro, muchos ruegan para que abusen de ellos.

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