domingo, 10 de abril de 2016
Textos publicados en el diario La Crónica del Quindío
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SÁNDOR MÁRAI: LARGA AGONÍA
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SEXO VIRTUAL: TANTRA TECNOLÓGICO
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NORMAS PARA EL PARQUE HUMANO
¿Extraño el título? Es un sucinto libro del filósofo Peter Sloterdjik, cuyo discurso ante un selecto grupo de intelectuales judíos, 16 años atrás en Baviera, día tras día repercute como texto imprescindible en el diagnóstico del declive de nuestra sociedad. Para los trans-humanistas, el libro es argumento inapreciable de sus ideas por proceder de uno de los más registrados filósofos de nuestra época. La barroca complejidad de sus análisis sicoanalíticos y sociológicos a través de persuasiva prosa literaria cargada de poesía, engloba ideas que presentan la preocupación por el ser del hombre. “Escribo bajo el mandato del espanto ante el estado del mundo”. Tal disertación, quebrantando el concepto humanista de Heidegger, promovió un escándalo filosófico como pocas veces se había visto en la historia del pensamiento moderno. Provoca oscuras reflexiones y debates en mixtos campos del pensamiento. Para numerosos filósofos, científicos, sociólogos y biólogos, no fue sensato que Sloterdjik, demoliendo con su crítica el humanismo heideggeriano, instituyera la filosofía como disciplina para prescribir a los expertos en tecnología genética las reglas éticas aplicables en ciencia. Su trans-humanismo, impulsado por una antropología filosófica pesimista, fue interpretado como proposición neo-eugenésica para pacificar la fiera humana, usando ingeniería genética. Tal obra debe complementarse con el estudio de El hombre auto-operable, otro discurso suyo, donde Sloterdjik propone el reemplazo del humanismo, ultimado por la biotecnología. En ambos documentos, particularmente en las Normas, epítome filosófico del post-humanismo, los contenidos de la ingeniería genética, cibernética e informática, llamadas por Sloterdijk homeotecnologías, son parte crítica de sus ideas: al hombre se le mejora cambiando sus reacciones químicas y no mediante procesos sociales; la dinámica de la actual sociedad sobrelleva la pérdida del humanismo y encumbramiento de barbaries, violencia y detrimento de la civilidad como sostén de la formación humana. El ser humano ejerce la fuerza en cualquier forma. Transgrede leyes y descarría sus pasiones en persistente demolición de lo bello y verdadero. Las tensiones sociales y la neobarbarie serán más infames. Educación y escuela pierden su batalla contra los poderes pedagógicos indirectos: televisión, tecnologías de la información y otros medios de desinhibición. Sloterdijk etiqueta la desintegración de los presupuestos de convivencia: educación, civilidad y constitucionalidad, en una radiografía categórica de nuestra sociedad que, a pesar de calificársele de fascista por discípulos de Habermas, el suyo es examen necesario para entender cuanto ocurre en el mundo. Quienes le admiraban como valioso pensador radical de la vanguardia mundial de izquierda, se conmovieron con parte de las ideas aquí expuestas: la humanidad debe ser domesticada y conducida por una élite intelectual. Tal libro lo encuentra gratis en Internet, en PDF. Es un sólido punto de partida hacia ideas afines o contrapuestas, pero expresando los entresijos del mundo que vivimos.
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SOCIEDAD DE FACTOIDES
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SOCIEDAD NEOZOMBI
Si los cyborgs van camino a la humanización y a tomar conciencia de ellos mismos, indefenso y maleable en altos porcentajes el ser humano marcha rumbo a la condición zombi, con características posmodernas, donde los procedimientos para dicha mixtura sicofísica no son las sangrientas ceremonias del vudú, ni las lóbregas artes nigrománticas, sino los apéndices tecnológicos menos siniestros, sin iniciáticos esoterismos pero en el fondo más deletéreos. Estos zombis tecnológicos descuartizan su existencia entre el perfil de Facebook, las novedosas tendencias de Twitter, los comadreos por Whatsapp, la actualización del blog en Tumblr y la difusión de sus fotos en Instagram. Sociedad neozombi manufacturada por mentes en la sombra, programando cuanto consideramos nuestro libre albedrío. Para Karsten Gerloff, mientras en el actual mercado tecnológico mundial Facebook define quiénes somos, y Amazon establece cuanto deseamos, Google a su vez determina aquello que pensamos. Yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos, zombis de la más exigua a la más alta gama tecnológica. De cuantas clases de zombis tienen la literatura y el cine, el actual híbrido es el menos inquietante: Neozombis tecnológicos del siglo XXI que no producen pánico. Somos piezas cotidianas del paisaje urbano. La embelesada caterva aumenta día tras día. No hay extrañeza alguna con ellos. No están infectados por letales virus terrestres o alienígenas. El virus lo inoculan donde compramos el celular. Es el camino de la evolución biológica a la tecnológica, consciente e inteligente, no adaptable a simples usuarios de celulares y otros implementos. El éxito para producir tal sinfín de zombis sin convulsiones macabras y sin ganas de atragantarse con el vecino, radica en la familiaridad con que pueden ser aceptados, absortos e inofensivos en las pantallitas de sus aparatos. El mundo no existe para ellos cuando se deslizan, pasivos, acríticos, anómicos, sonámbulos, por los lugares que digitan en la pantalla. Creen decírselo todo enviándose emoticones, digitando desabridos ja- ja- ja y pueriles “me gusta”. El mundo con sus esplendores, acontece en vano para ellos. El personaje real a su lado no vale tanto como ese amigo fantasma virtual, uno más entre centenares a los cuales remiten idénticos mensajes, participando frívolos en las mismas insulsas convenciones socioculturales. Jesús Amaya Guerra, catedrático de Didáctica General de la Universidad de Monterrey, explica al respecto: “El lóbulo frontal se inhibe, afectando la inteligencia ejecutiva, la toma de decisiones, el control de impulsos, la conciencia de causas y efectos, las metas y el esfuerzo”, agregando, “el zombi tecnológico es un adicto. Su organismo produce dopamina cuando está frente a la pantalla.” Literariamente, el zombi tradicional es un muerto; los infectados, no. Mientras estos pueden matarse, los primeros deben destruirse. El neozombi no requiere lo uno ni lo otro: está domesticado, es inofensivo. Compra novedades y nada cuestiona.
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SUMISIÓN Y FALSA BANDERA
Como me sucede con Roth y Murakami -por inapetencia hacia sus estilos- no padezco hasta el final las novelas del francés Michel Houellebecq. Asunto mío, no de ellos. En la nueva narrativa francesa, dicho autor fomenta con su obra discrepancias irreconciliables. Las ha emprendido contra el cristianismo. Y se regocija contra el islam, empleando sus novelas como corrosivas herramientas epistemológicas. “La religión más idiota del mundo es el islam”, escribió. En uno de sus poemas, impugna el dogma de la resurrección: “Te odio, Jesucristo, por haberme dado un cuerpo/. Los amigos se esfuman, todo huye de prisa/. Los años pasan, se escurren, y nada resucita/. No deseo vivir y la muerte me asusta”. Por instinto de conservación, abandonó París ante el conflicto desencadenado por los ambiguos sucesos encuadrados en la publicación de su reciente novela, Soumission. Es viable que con su libro y reconocida islamofobia, sea otra pieza del reciente acto terrorista de falsa bandera, en París, donde tan promocionada novela puede considerarse una de las más evidentes, radicales arremetidas contra el islam. No es raro en un literato solazándose en la obra escrita junto con el filósofo Bernard-Henry Levy: “Soy nihilista, reaccionario, cínico, racista y misógino vergonzoso. Un patán, autor insulso, sin estilo; accedí a la notoriedad gracias a la inverosímil falta de gusto de unos cuantos críticos desorientados”. Refiriéndose al ataque contra Charlie Hebdo, el politólogo estadounidense Paul Craig Roberts, denunció: “Fue una operación de falsa bandera para apuntalar el estado vasallo de Francia ante Washington. Las agencias estadounidenses han planeado las operaciones de falsa bandera para crear odio contra los musulmanes y reforzar la esfera de influencia de Washington en los países europeos”. La masacre se perpetra cuando iban a presentar la novela de Houellebecq, quien alcanza su propósito desestabilizador abonando, con el tema y argumento de este libro, pasiones islamofóbicas en gente de heterogénea condición religiosa, política y cultural. El sangriento baño con los miembros de la satírica publicación, fue el espumoso coctel de lanzamiento de tal obra. Mediado por el pensamiento de Céline, Sade y Lovekraft, para la justificación ideológica de su ficción-política, como él la denomina, Michel asimila ideas de La Gran Sustitución, del filósofo Renaud Camus, otro registrado incitador del odio racial contra los musulmanes. Houellebecq aterrizó en Alemania, dejando tras de sí una turbia imagen de las lóbregas zonas por donde serpentean algunos autores con sus editores. Si deciden leer la novela, tengan presente la advertencia de su autor: “Yo no soy un intelectual. Yo no tomo partido, no defiendo ningún régimen. Renuncio a cualquier responsabilidad”. Tal vez por esto marcha tan cerca de la extrema derecha. Dentro del actual panorama político europeo, la citada novela es provocadora en extremo.
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SVETLANA Y EL NOBEL
En el Ulises de Joyce, Dedalus expresa: "La historia es una pesadilla de la que estoy tratando de despertar”. Reciente ganadora del Nobel de literatura, la bielorrusa Svetlana Alexiévich exterioriza tal sentimiento de impotencia con sus libros del ciclo homo sovieticus. Celebro que este premio se adjudicara a una mujer oriunda, precisamente, del estado donde las mujeres ocupan más puestos de trabajo que los hombres. Exalto la visibilización masiva, gracias al premio sueco, de una denunciante obra periodística, reivindicadora y trágica, siempre de manos de la muerte, poco registrada en nuestro medio. Alba Rutenia, Rusia Blanca o Rutenia blanca, han denominado a la República de Belarús, patria de Svetlana con 11.000 lagos, cristalinos arroyos y agrestes zonas pantanosas entre frondas de abedules, abetos y olmos por sobre los cuales, en sus añiles cielos, las radioactivas partículas de estroncio, cesio y plutonio, siguen siendo componentes periodísticos para personas como Svetlana. Su libro más acreditado en lengua española es Voces de Chernóbil (1997), también conocido como La plegaria de Chernobyl: crónica del futuro, del cual su editor Jaume Bonfill dice que Alexiévich "organiza las voces como si fuera el coro de una tragedia griega”, agregando, "uno no puede quedar igual que antes y si no se llora leyéndola, es que no se tiene alma". Otro incondicional de su trabajo, manifiesta: “Alexiévich se mueve en el terreno del drama, explora las más terribles y desoladas vivencias y se asoma una y otra vez a la muerte”. Todos sus libros confirman las luchas, iniquidades y sufrimientos de las mujeres ignoradas, aquellas que no han sido palabra, renglón, párrafo ni mucho menos capítulo, en la patriarcal historia escrita por los hombres. (El testimonio de Liudmila Ignatenko, es torturante). “Respeto el mundo ruso de la literatura y la ciencia, pero no el mundo ruso de Stalin y Putin”, dijo la periodista en reciente diálogo donde desplegó tanto su razonable posición política contra el dictador Aleksandr Grigórievich Lukashenko, como su descaminado juicio contra Vladimir Putin, el más sensato, notable líder político del siglo XXI, cuyo pensamiento económico, financiero, militar político y social, en absoluto podrá compararse con el del monstruoso Koba. Declaraciones con tales matices, y el premio para una obra de sus características políticas, revelan cómo -en este lapso de hegemónicas confrontaciones- los componentes geopolíticos y geoestratégicos son parte fundamental de propósitos distantes de la esperada trascendencia literaria en el otorgamiento del Nobel de literatura, cada vez con más franjas sombrías, como las de varios periodistas de diarios suecos; y un reconocido guasón italiano, -autor de falsas e ingeniosas entrevistas- además de la reconocida casa de apuestas británica LadBrokes, adelantando sibilinos todos ellos, con días o semanas de antelación, quién iba a ser la ganadora del Nobel este año.
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TELESHAKESPEARE PARA NUEVOS LECTORES

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TERCERA GUERRA MUNDIAL
Ya está ocurriendo, con particularidades diferentes a cuantas esperábamos a partir de los componentes comunes exclusivos de las dos primeras. No es afirmación apocalíptica ni carece de argumentos que la develan con sus insospechados perfiles, marcando su magnitud fragmentaria bélica cuyo conjunto es la visibilización de la 3ª Guerra Mundial. En un estudio sobre guerras híbridas, Sarkis Tsaturyan, especialista ruso en técnicas no violentas de golpe de estado, afirma: “No existen autoridades ni principios. Solo el derecho del fuerte. Es una guerra que nadie ha anunciado a nadie” y puede ser auscultada, en sus variables económicas, políticas y culturales, por quienes escudriñen dicho tema. Sucede ahora mismo, fusionada con eventos propios de la civilización del espectáculo. Con industriosas y retorcidas maniobras de desinformación. Parte diaria de nuestra glacial rutina frente a millones de muertos cruzando bajo miradas impasibles, aunque se mutilen pueblos completos; se desgarren límites geográficos y se aniquilen etnias desplazando millares de personas. Esta manera de suceder la 3ª Guerra Mundial, no exteriorizada como tal por quienes se lucran con sus atomizados conflictos, se revela como hecatombe cuando alguien ensambla piezas sueltas del macabro puzle. Cuando el dólar cojea USA amputa los pies a todo el mundo. Hoy por hoy, no solo cojea sino que expira al filo de su inevitable colapso. La intención de sectores putrefactos financieros y económicos de USA y Europa, es iniciarla, empleando todos los medios a su alcance. Uno de ellos: el uso de la Tecnología del Caos Controlable. En épocas críticas, la salvación del dólar ha sido la guerra. Estados Unidos precisa guerras en múltiples frentes. Obsérvelas en este momento. Las encabeza, las respalda y avala. Si pueden incitar una guerra nuclear limitada, lo harán sin contemplación. Comenzaron con la primavera árabe. Y en este momento de su fase decisiva, cuando Putin, los BRICS, la enigmática y efectiva Sociedad del Dragón Blanco (SDB) tan citada por Benjamin Fulford y numerosas organizaciones evidentes o soterradas intentan refrenarla, toma fuerza a partir de Irak y Ucrania descuartizadas y Siria pronta a sucederle algo semejante. Involucrará más de cien millones de personas. Corruptos sectores norteamericanos y europeos de la economía y las finanzas, anhelan esta guerra. Insaciables vampiros monetarios que a la luz del día, superando todos los horrores conocidos, beberán arrolladores toda la sangre posible de la humanidad en un eugenésico festín sin precedentes. Siete focos de tensión especifican sociólogos, politólogos, militares y economistas: Guerra contra Irán, guerra en Medio Oriente, China disponiéndose para atacar, pugna entre ambas Coreas, conflictos entre viejos estados de la Unión Soviética, batallas de los Tuaregs y la incontrolable crisis financiera mundial.
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TERESA MENOS TERESA

sábado, 9 de abril de 2016
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EL TERRORISMO NUESTRO DE CADA DÍA…

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TRUENO ROBADO. HAIKUS

Publicados en la Crónica del Quindío
USTEDES SATURAN, USTEDES FASTIDIAN
TEXTOS DE UMBERTO SENEGAL, PUBLICADOS EN LA CRÓNICA DEL QUINDÍO
CUENTO CONTIGO/VILLEGAS
Otra moderna y apreciable obra de un narrador quindiano/Cuentos extensos, breves y microrrelatos donde personajes y narrador prolongan la tradición o la transgreden cuando es preciso/Su estilo decantado es su lenguaje literario/Los enunciados de Carlos Alberto Villegas Uribe reconocen sus territorios geográficos, humanos y estéticos y van más allá de los estructurales/Forjó el Mibonachi/En este libro hay nueve y la primera novela Mibonachi del mundo/Queneau, Calvino, Le Lionnais, Perec, lo afiliarían a Oulipo, encandilados con sus matemáticas incursiones por la construcción del texto con elementos dramáticos, líricos y argumentativos junto a los específicos de la narración/Manierismos formales, expondría mi filólogo favorito, Ernst Robert Curtius, de quien subrayo su libro Diario de lecturas/En cualquier rincón de la palabra, la frase, el párrafo y el signo lingüístico, remueve otros significados del texto/Ponderado en sus pormenores históricos, literarios o lingüísticos, sus cuentos exigen un lector implícito o narratorio/Su arte de la ironía es travieso, permisivo/Debe apropiársele en serio cuando caricaturiza, oulipa o mibonachea/Narrador liberado de estructuras que reduzcan la exploración del hombre, del ser social/Primer libro donde el calarqueño expone la teoría y práctica del Mibonachi, andamiaje de sus ideas sobre el proceso de narrar y construir textos/Aunque de cómoda lectura, Cuento contigo (2014) es obra llena de codificaciones para tomarlas o dejarlas, de acuerdo con la formación del lector/¿Teoría literaria?/ Léalo así/¿Quiebra de modelos?/Examínelo así/¿Uno de los más significativos narradores quindianos, delimitador del hombre superfluo?/Léalo y confírmelo/¿Escritor cosmopolita aportándole herramientas técnicas, palabras, discursividad a la narrativa colombiana?/Cuando lee y hace leer, Villegas reconoce la felicidad experimentada en talleres de escritura creativa donde participó/Libro de cuentos más generoso de la literatura quindiana por la cuota de autores regionales convocados en sus páginas/¿Visibilización del oficio literario de sus amigos?/Dice Villegas: “La literatura es prestidigitación”/Le creo/Junto con Akiito Meisuki, su heterónimo, declara: “Un juego ontológico quizás, pero juego al fin y al cabo”/Perec y yo le entendemos, mientras Cortázar, Carroll y Roussel, afianzan desde el Nirvana estas instrucciones de uso des-subjetivizando al escritor para darle importancia al lector/A su Nina Frontino, cursé invitación para refundirla en mi harem bibliográfico de narrativa quindiana junto a la lúbrica Marucha, de Arias Suárez; Suazagascachía, de Susana Henao; Salomé, de Omar García; Lucía, de Nodier Solórzano; Matilde Díaz, de Carolina López y Lucía Bretón, de Alberto Medina/ Vuelve y dice Villegas: “La maestría del escritor, era cuestión de tiempo, de artificio, arte y oficio”/No lo dudo/Es fácil sintonizarse y entusiasmarse con las paradojas del otro, con las piruetas literarias que hacen del lector el eco del escritor/Y viceversa/ En cada cuento, desde Noticias de Grecia, (el más extenso: 16 páginas), hasta Inmemorial, (el más breve: diez palabras), es notoria su tendencia a lo dinámico y lúdico en un microcosmos señalado y señalador sin claroscuros literarios.
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BEBAMOS CAFÉ, CON DARWISH
Umberto Senegal

¿Café árabe? Calienta el agua. Baja el fuego. Añade el café y deja a fuego lento. Cuando comience a hervir espera varios minutos y, después, retira del fuego. Deja asentar el café unos minutos. Luego añade las especias. Vuelve a poner al fuego y deja que hierva unos minutos más. Si dispones de una Dallah, vierte el café en ella para servir. Sirve poco, menos de la mitad de la taza. El poeta palestino Mahmud Darwish, en su libro autobiográfico Memoria para el olvido (1982), presenta conmovedoras páginas: por lo poéticas: por lo heridas: por lo desamparadas, sobre su cotidiano rito de beber café, interrumpido por los bombardeos descuartizando a Beirut en aquel momento. Agrégale cardamomo, jengibre, clavo o azafrán. Diferente al nuestro en su olor, fragancia y color. Mahmud se impacienta por prepararse un café antes de morir bajo la ofensiva de los Kfir israelíes. “Quiero una tregua de cinco minutos para el café”. Sus reflexiones existenciales sobre este, abarcan varias páginas del sombrío testimonio describiendo el ataque israelí a Beirut durante la Operación Sheleg, cuyo objetivo era demoler la infraestructura y bases de la OLP en el sur del Líbano. Es la más ecuménica elegía al café, en prosa poética, que escritor alguno haya publicado sobre tal bebida: anhelo de preparar y beberse un café mientras la muerte asedia. “Voy a impregnarme de su olor ahora, al menos para no sentirme como un borrego, para vivir un día más o morir de una vez, pero envuelto en el aroma del café”. Una década atrás, incluyó en su libro Amarte o no amarte, el majestuoso poema Sirhán toma café en una cafetería, exteriorizando su ostensible pasión por tal bebida. Mahmud lo recitaba de memoria. Quien lea el citado libro, no tomará café como lo hacía antes: algo le hará crujir su corazón. “Quiero sentir el aroma del café. Solo eso. Solo quiero el aroma del café. El aroma del café para controlarme, para erguirme, para dejar de arrastrarme y ser”. Entre misil y misil, Darwish abre una tregua de vida en el café “porque el café, la primera taza de café, es espejo de la mano. Y la mano que lo prepara revela el carácter del alma que le infunde el movimiento”. Monólogo con el pavor. Cuadros de guerra. Miradas desgarradoras para recordarle al mundo qué perpetraron, esos días, unos hombres contra Beirut. Contra los refugiados palestinos. “El café es geografía”, atestigua el poeta. Esta memoria para olvidos no permitidos, induce a encontrarnos con una de las mayores voces poéticas del siglo XX: Mahmud Darwish, el lenguaje más vivo, trascendente y humano de la poética árabe actual. “La poesía debería ser un himno a la gloria de la vida”, sostuvo siempre Mahmud.
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