domingo, 10 de abril de 2016

Textos publicados en el diario La Crónica del Quindío


SEXO VIRTUAL: TANTRA TECNOLÓGICO 


El sexo virtual programado, transformará por completo el cosmos parafílico y el orbe criminal. Stowe Boyd, futurólogo, ratifica: “Para 2025 los amantes robóticos serán un lugar común, fuente de desdén y debates”. Ningún usuario, posible geek de la sexualidad, producirá daño al sujeto de placer virtual ni se autolastimará. Si algún dolor se infringe a receptoras virtuales de nuestras insaciables concupiscencias, no habrá en realidad seres humanos lesionados. Dentro de tal sexualidad inmersiva no será necesario el enamoramiento ni habrá enfermedades venéreas o compromisos afectivos. Hasta extremos insólitos, abastecerá goces sensoriales recrudecidos por la tecnología. Por perturbados que sean tus desenfrenos, no recibirás daños ni infringirás leyes en la intimidad de tu alcoba, conectado al artilugio con el cual experimentarás ciento por ciento la sexualidad virtual de este virtual tantrismo sin barreras. La dependencia sexual estará ligada a la sofisticación del aparato y los programas empleados con diversas intensidades cinéticas, heterogéneos en sus ofertas de programadas variables sexuales. El infierno de la carne experimentado como paraíso. El usuario realizará variedades de movimientos corporales sin perjudicar su organismo, con excepción del potencial eyaculatorio y reacciones químicas estimuladas por el alto grado de erotismo virtual, vuelco categórico a la sexualidad humana potenciando parafilias figuradas o existentes. Sin temores ni escrúpulos, sin impedimentos ni violación de leyes, a cualquier edad recrearemos inconfesables y voluptuosas perversiones sexuales encaminadas al extremo. Todo transcurrirá en el mundo virtual. Ni la conciencia ni taxativos prejuicios morales o religiosos podrán inculparte, antigregario sadhaka virtual creando en tu aposento cuantas fantasías forjes para la práctica del maithuna tecnológico. Sin miedos, sin el inoportuno juicio del pecado, recrearás furtivos matices sexuales rebullendo extravagancias con las parafilias conocidas. Toda trinchera bioética desaparecerá, conectado a la máquina, presencia del placer absoluto según lo admitan heterogéneos programas del artefacto y nuestra fibra física interactuando en dichos espacios. Hay un vasto catálogo de las posibilidades de estas máquinas, cuya virtualidad potencializará el surgimiento de nuevas formas de sexualidad para el ser humano. Minusválidos de todo tipo, exentos del sexo, tan pronto se conecten experimentarán cuanto les estuvo negado. El paso inicial ya se dio: en 2016 comercializarán las gafas Oculus Sexi Rift, casco de realidad virtual para moverse por el mundo concreto. Para interactuar con objetos del mundo real dentro de la realidad virtual. Observe en Internet las orgásmicas reacciones de individuos a quienes instalan dichos anteojos. ¿Dónde perdurarán las ancestrales prácticas del tantra y la sacra alquimia corporal, si con un juguete sexual web 3.0 a través de Bluetooth o Internet las parejas, por remotas que estén, podrán acariciarse mutuamente interconectando dos prototipos que reproducen los órganos sexuales femenino y masculino para recibir y transmitir impulsos sensibles de sus respectivos usuarios?

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