3 Prende
una hoguera y aliméntala con hojas de hierbabuena.
2 Acaricia sus manos para que se detengan los relojes.
3 No permitas que la muerte monde tus naranjas.
Arrójale semillas del fruto que se desliza hacia el anochecer.
4 Tu insomnio sólo servirá para adivinar dónde termina
y comienza la noche en sus ojos.
5 Extiende los brazos por sobre los árboles y entra en
la casa donde descansan los patines.
6 Esos perros también ladran donde los escucho un
miércoles de ceniza.
7 Desnúdala. Sube al bote y navega sobre el bosque de
nubes rojas.
8 Si tus palabras se desgarran sin pronunciarlas, es
Alejandra Pizarnik que anuda sus gritos con un hilo de luz de luna.
9 Cúbrete el rostro cuando pase frente a ti el desfile
de monjas ancianas flagelándose con las camándulas.
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